es el resultado de un interés particular hacia la obtención de imágenes fotográficas mediante el uso de pigmentos naturales, de origen vegetal, como principio sensible a la luz. Pone en cuestión atributos como el realismo, la verosimilitud o la permanencia, que históricamente se le han asignado a la fotografía. Su percepción involucra también el sentido del gusto, que se concreta en algunas piezas gastronómicas.
Hace referencia a un origen interno: cada una de las piezas que se observan en las fotografías provee la emulsión que soporta la representación de sí misma. Estas imágenes se evanecen con el tiempo: la luz que las crea determina también su final. Imperceptiblemente en su interior sucede un cambio: un pequeño génesis de nacimiento plenitud y muerte. Todas las piezas son de carácter efímero, por tanto, lo que se observa es un registro fotográfico o un video de ellas.
